Julio es el mes que se celebra el Día Mundial del Cerebro, cada 22 de julio, gracias a la Federación Mundial de Neurología (WFN) que tomó la iniciativa para concientizar sobre cómo cuidar nuestro cerebro. Y aunque el mayor desafío de la biología actual es entender cómo funciona el cerebro humano, hoy sí podemos decir que estamos preparados para entender cómo funciona el cerebro de un robot.
Poder conocer el cerebro de un robot nos enseña a mejorar el aprendizaje. “La robótica no debe tomarse sólo como entretenimiento. Los chicos acceden a la tecnología cada vez a edades más tempranas y por suerte hoy ya es una obligación incorporarla en las aulas. Esta integración les permite entender desde muy pequeños cómo funciona el cerebro de un robot, y así poder desarrollar diversas habilidades: creatividad, innovación, resolver problemas, despertar el interés por la ciencia y la tecnología, entre otros”, comenta Anabela Cathcarth, coordinadora pedagógica en Educabot.
¿Cómo es y cómo funciona el cerebro de un robot?
La placa controladora es como el cerebro del robot que funciona como un procesador de información, que recibe estímulos y emite órdenes. Al igual que el cerebro humano, que nos ayuda a pensar, entender y realizar actividades, el procesador del robot hace lo mismo. Es una suerte de “trabajador” que hace las tareas que uno le ordena. Los robots no pueden pensar por sí mismos, necesitan seguir instrucciones. Y estas instrucciones se consolidan en un programa que, luego, el robot se encarga de ejecutar mediante el procesador, replicando las funciones de nuestro cerebro.
El robot actúa cuando el procesador (su cerebro) envía una señal a alguna de sus partes. Es el procesador el que le dice al robot qué tiene que hacer. Y para que esto suceda el procesador está conectado a sensores (los sentidos) y a actuadores (músculos, voz). Los sensores son dispositivos que le permiten al robot percibir e interactuar con el entorno físico que le rodea. Los actuadores dan vida a los mecanismos; son dispositivos cuya función es proporcionar fuerza para mover o actuar sobre otro dispositivo mecánico. Al igual que cuando una persona recibe un estímulo externo (un golpe, una picadura, una caricia) el sentido del tacto envía información al cerebro para actuar a partir de este estímulo, un robot, hace lo mismo. Un ejemplo práctico es cuando usamos el aire acondicionado. Este utiliza un sensor para poder saber la temperatura del ambiente y en función a eso saber qué hacer. Suponiendo que se elige modo frío, si la temperatura que mide el sensor es mayor a la estipulada por el usuario, prendera el compresor y los ventiladores para enfriar el ambiente.
¿Por qué es importante entender cómo funciona un robot?
Entender cómo piensa un robot es clave en el ámbito escolar para desarrollar habilidades cognitivas y sociales como la resolución de problemas, el trabajo en equipo, el aprendizaje independiente, el pensamiento creativo y la comunicación. Muchas veces se cree que es complicado enseñar robótica en las escuelas, sin embargo con los recursos adecuados todos los docentes y directivos pueden conocer y transmitir las bases fundamentales de estas nuevas habilidades, que además son las más demandadas en el ámbito laboral.